A los vecinos, vecinas y visitantes nos están quitando uno de los pocos espacios peatonales accesibles de los que podíamos disfrutar en el municipio de Pájara. Esta calle es vital, ya que está situada en el mismo centro urbano del pueblo, y llevaba 12 años siendo peatonal y sin bolardos, que son obstáculos en la vía pública para cualquier vecino, cuanto más para las personas con algún tipo de discapacidad, se lee en la propuesta iniciada por la asociación que preside José Gómez.
Esta calle ya está dejando de ser el lugar por donde se podía pasear tranquilamente, ya no se va a poder disfrutar de las terrazas por la contaminación acústica y los gases de efecto invernadero, los niños ya no van a poder salir a jugar en ella sin el miedo a ser atropellados y las personas con discapacidad. Ya hemos tenido que empezar a lidiar con una calle llena de tropiezos y peligros.
La obra que se está ejecutando por parte del Ayuntamiento de Pájara es un claro retroceso que impide la movilidad de una forma cómoda y segura. Es una acción contraria al sentido común, a lo que se hace en Europa y a las directrices marcadas por la DGT. Las ciudades deben ser integradoras, amables, con buen urbanismo y pensadas para las personas. La apertura al tráfico y los bolardos son un atentado al disfrute del espacio público, a la movilidad, a la accesibilidad y a la lucha contra el cambio climático, que ha de empezar en pueblos y en ciudades. Una vez más, nuestros políticos actúan de forma unilateral en contra de las necesidades de los ciudadanos, sin contar con su opinión y en contra del interés general.